I wrote a tale in Spanish. Need your feedback.

Mark   Tue Nov 24, 2009 11:39 pm GMT
El pastor y el camello

El joven pastor Mahmad vivía con un sueño: expresar físicamente su amor por un camello (uno en concreto, que nadie piense que era un follacamellos). Pero no se atrevía a manifestar su deseo en público, a pesar de lo mucho que le amaba, ya que su sociedad era muy tradicional y practicar coito con criaturas con joroba estaba muy mal visto (razón por la cual el más rico de la aldea era Ahmed, el de la ortopedia).

Por culpa de este amor secreto y prisionero, el joven pastor fue acumulando estrés, tanto que a veces se arrancaba mechones de pelo y se los comía. Aquello no se convirtió en un auténtico problema hasta que se le acabaron los pelos de la cabeza y empezó con los de la cabeza de otra gente.

De modo que una noche el joven pastor acudió al viejo sabio de la aldea, que regentaba asimismo un club de putas (porque la sabiduría no le daba para mantener su tren de vida). El joven pastor le contó su trastorno, su amor hacia un camello en concreto y su ansia por manifestar este sentimiento de manera física. El sabio escuchó atentamente. Luego, apuró su pipa de crack, y se pronunció con la sabiduría que tanta fama le había dado en la comarca:

-A veces, joven pastor, las estrellas se alinean con el corazón y nos colman el espíritu de deseos en apariencia irrealizables. Pero lo cierto es que no hay deseo irrealizable. El corazón es una brújula que marca la dirección de la felicidad. Sigue el camino que te trace y allí hallarás a un hombre esperándote.

-Pero yo no busco a un hombre, yo busco a un camello -dijo el joven pastor. A lo que el sabio replicó:

-Ese hombre, joven pastor, serás tú mismo. Y por favor, deja de comerte mi pelo.

Al salir del "Club del Sabio, mamadas y consejos", el joven pastor comprendía por fin que cualquier cosa es posible si uno la desea sinceramente.

Así que se dejó guiar por su corazón, y el corazón le llevó hasta el camello a quien tanto amaba, que en ese momento pululaba por el desierto nocturno, ajeno a los ojos que, con tanto amor, le observaban. El joven pastor se acercó al camello, extrajo su pene con suavidad y empezó a penetrar al animal por el sentimental orificio de la parte trasera. Y el camello, que desconocía que todas las cosas, grandes y pequeñas, están interrelacionadas, asestó una salvaje coz al joven pastor rompiéndole la espina dorsal por dos sitios diferentes.

El joven pastor agonizó tumbado boca arriba en la arena, mientras un fluido negruzco manaba por su nariz y sus orejas. Era, sin duda, el flujo de la felicidad. Y allí, en mitad del desierto, mientras contemplaba las estrellas sobre su cabeza, el joven pastor comprendió que la voluntad puede vencer cualquier obstáculo siempre y cuando drogues antes al camello.
Camello   Tue Nov 24, 2009 11:54 pm GMT
Muy bueno. Siempre me han gustado las historias romanticas...
Marco Polo   Wed Nov 25, 2009 6:54 am GMT
El puto y el cadáver-prostituta

El joven puto Mahmad vivía con una poronga hinchada de viruela y quería expresar físicamente su amor por un cadáver que hacía de juguete sexual (uno en concreto, que nadie piense que era un follacadáveres). Se atrevía a manifestar su deseo en público, a pesar de lo mucho que la gente trataba de comportar con él su placer, ya que su sociedad era muy decadente y practicar coito con personas del sexo opuesto estaba muy mal visto (razón por la cual el más cachondo de la aldea era Ahmed, el de la poronga hinchada)

Por culpa de este amor público y manifiesto, el joven puto fue acumulando ganas de comer caca, tanto que a veces se metió la mano en el orto y arrancaba mojones y se los comía. Aquello no se convirtió en un auténtico problema hasta que se le acabaron los mojones de los intestinos y empezó con los de los intestinos de otra gente.

De modo que una noche el joven puto acudió al viejo gay de la aldea, que regentaba asimismo un club de putos (porque la homosexualidad no le daba para mantener su tren de vida). El joven puto le contó su don, su amor hacia un cadáver en concreto y su ansia por chupar porongas. El gay escuchó atentamente. Luego, apuró su pipa de crack, y se pronunció con la homosexualidad que tanta fama le había dado en la comarca:

-A veces, joven puto, las estrellas se alinean con la poronga y nos colman el espíritu de ganas de chupar en apariencia realizables. Pero lo cierto es que no hay poronga irrealizable. La poronga es una brújula que marca la dirección del flujo de semen. Sigue el camino que te derrame y allí hallarás a una poronga esperándote.

-Pero yo no busco a una poronga, yo busco a un cadáver -dijo el joven puto. A lo que el gay replicó:

-Esa poronga, joven puto, serás tú mismo. Y por favor, deja de comerte mis mojones.

Al salir del "Club del Gay, mamadas y porongas", el joven puto comprendía por fin que cualquier poronga es posible si uno la desea sinceramente.

Así que se dejó guiar por su brújula, y la poronga le llevó hasta el cadáver a quien tanto amaba, que en ese momento se pudría en una fosa comúnl, ajeno a los ojos que, con tanto amor, le observaban. El joven puto se acercó al cadáver, extrajo su poronga con suavidad y empezó a penetrar al cadáver por el sentimental orificio de la parte trasera. Y el cadáver, que desconocía que todas las cosas, grandes y pequeñas, están interrelacionadas, asestó una salvaje coz al joven putor rompiéndole la espina porongal por dos sitios diferentes.

El joven puto agonizó tumbado boca arriba en la caca, mientras un sólido negruzco manaba por su orto y sus poronga rota. Era, sin duda, el flujo de la homosexualidad. Y allí, en mitad de la fosa común, mientras contemplaba las estrellas sobre su poronga, el joven puto comprendió que la homosexualidad puede vencer cualquier obstáculo siempre y cuando drogues antes al cadáver.