Hablando sobre la leyenda negra....

Guest   Sun Aug 17, 2008 9:51 am GMT
Leyendo este estracto de un capítulo del libro de Philip W. Powell, me he puesto a reflexionar.....

Las mentiras históricas que fueron creadas por EE.UU para apoderarse de las últimas grandes colonias españolas han dado paso a un fenómeno que se sigue extendiendo en el tiempo. Una persona culta y bien informada es capaz de realizar un análisis empírico histórico válido por lo que es dificil de manipular pero una persona con baja capacidad cultural es fácilmente manipulable. Los creadores de la leyenda negra contra españa han dejado paso a otras personas que se empeñan en alimentar una leyenda negra contra españa y el signo hispano, lo podemos ver aqui mismo en este foro.

¿Y quienes son los más interesados en seguir con las mentiras? Bueno hay varios grupos, a cada cual más penoso y patético. Podemos hablar de los seguidores de Chávez y Evo que se empeñan en señalar que los españoles cometieron el mayor genocidio de la historia solo por su empeño de crear una especie de América en la que solo caben los indígenas y los blancos, negros y mulatos son poco menos que una mierda. Lo más penoso de esto es que la leyenda negra contra españa es tambien contra lo hispano, osea contra los hijos de españa alrededor del mundo por lo que alimentar esto, es tirar pidras contra tu propio tejado porque todas las personas de este mundo consideran a venezuela un pais hispano... lo dire con palabras más claras, Los WASP decían que los españoles eramos salvajes, irracionales y retrasados.... si en venezuela se empeñan en difundir esto, entonces estan diciendo que los venezolanos son salvajes, irracionales y retrasados porque venezuela esta dentro del signo hispano a vista del resto del mundo.

También tenemos a los nacionalislas/separatistas dentro de España. Pese a que este tipo de gente sean muy buenos en generar ruido en todas partes, su poder logístico/propagandístico es mínimo si lo comparamos con un estado medio y se circunscribe a grupos parecidos al suyo en diferentes partes del mundo como el Sinn Féin en Irlanda, mapuches en Chile, y los movimientos bolivarianos de Sudamérica. Aun asi, plantean una colonización salvaje de un pueblo que siempre esta reprimiendo a otros pueblos, nada nuevo bajo el sol.

Las mentiras del poder propagandístico de EE.UU siguen condicionando el pensamiento hacia España de algunas personas, sobretodo diría yo de los países del norte de Europa, auque cada vez menos. El propio Philip W. Powell lo dice bien claro, el primer imperio global de la historia fue el español y EE.UU no llegará ni a la mitad del tiempo que duró la hegemonía española como un imperio global. El autor dice otra cosa muy importante que nos muestra quienes eran los verdaderos retrasados..... Philip comenta que España ya era un territorio moderno en época del imperio romano mientras que los países nórdicos de lo que EE.UU siente que estan sus raices, no eran mas que un puñado de tribus salvajes que practicaban todo tipo de barbaries. Por último lo que más me gusta a mi y lo que es y será imposible superar a España. Nuestro amigo Philip lo deja muy claro al decir que ni EE.UU ni ningún pais del mundo podrá ni tan siquiera acercarse a España en creación cultural a lo que ocurrió en el Siglo de Oro donde escritores, pintores, escultores, pensadores y demás ramas del saber florecían en una España decadente.

Lo más curioso es que cuando vienen turistas aqui, algunos me dicen que no sabían que España era un país tan moderno y cosmopolita. Al fin y al cabo la mejor forma de acabar con los prejuicios contra España y lo Hispano es visitar a la propia España, por eso los Suecos no nos odian, es mas todo lo contrario, son escandinavos pero saben la verdad, y saben la verdad porque tienen acceso a la cultura y a la historia por lo que pueden ver la verdad, algunos filipinos nos odian porque no tienen acceso a una educación en la que los libros de historia no vengan de ese nefasto pais llamado Estados Unidos.



















La Leyenda Negra. Un invento contra España
Por Philip W. Powell

La propaganda que tan efectivamente se empleó para estimular ataques contra España, y a la vez para levantar las naciones que le sucederían en la cumbre del poderío europeo, contribuyó en gran manera a la debilitación y declive de aquel país y de su imperio.
Estas mismas propagandas y los acentuados prejuicios que provocaron o incrementaron han costado también a generaciones de españoles muchas angustias en forma de difamación y menosprecio, que continúan hasta nuestros días. Por eso, el alto precio de la hegemonía en el Viejo y Nuevo Mundo todavía se está pagando, mucho tiempo después de que la Edad de Oro española llegara a su fin.

Para nosotros, los de los Estados Unidos, al enfrentarnos con la posibilidad de estar menos tiempo en la cumbre de lo que lo hicieran los españoles, las lecciones deducidas de su experiencia deberían ser aprovechadas –para estudiar, considerar e inculcar sus enseñanzas dentro de nuestra sociedad y liderato intelectual–. Si no para otra cosa, tales lecciones deberían servir para elevar nuestra capacidad de discernimiento y evaluación de las propagandas enemigas –junto con sus promotores, sus aspiraciones y sus consecuencias–. Los pueblos que están en la cima del poder necesitan de tal sabiduría.

Durante mucho tiempo ha sido práctica común traer a cuento la decadencia y caída de Roma para nuestros sermones sobre los peligros latentes del gran poder. Nuestros intelectuales y dirigentes políticos harían quizá mejor en estudiar la ascensión, los logros, las deficiencias y el declive de España y de su imperio.

La experiencia ibérica está mucho más cercana a nuestros tiempos y España fue el primer imperio global. Los problemas de una hinchada y ofuscada burocracia, los de inflación y bancarrota, los de intentar mantener la unidad cristiana mientras se la protegía de los duros ataques de infieles euroasiáticos, las tribulaciones, los yerros y los éxitos al llevar la civilización a pueblos inferiores y a culturas más primitivas, los intentos de compaginar el alto idealismo con las practicabilidades de la vida, los de integración racial y cultural, los de luchas internas, los períodos de magnífico valor, fortaleza y unidad de objetivos, todas estas cosas y muchas más podrían ser estudiadas y aprovechadas por los dirigentes de un poder hoy en la cumbre y con problemas parecidos. Y los triunfos y fallos del imperio portugués, al sobreextender su posición mundial, podrían también servir para ilustrarnos y tal vez para producir un poco de comprensión y simpatía hacia nuestro aliado en la NATO.

Como contribución a la creciente sofisticación de nuestro pueblo, pueden ponderarse provechosamente unas cuantas comparaciones históricas con lo hispánico. Por ejemplo, nuestra propia era de poderío cumbre apenas alcanza el número de años del apogeo portugués. Y nuestro declive, que puede haber empezado ya, es muy probable que esté bien avanzado antes de que igualemos el largo record de España en la cumbre. Y nos convendría un poco de humildad (...) en nuestras escuelas, aunque seamos un gran poder.

Bien podríamos vivir sin esos textos en que se encuentran odiosas y, en general, equivocadas comparaciones entre nuestro período colonial y el de la América española. Justo es reconocer que no más allá de principios del siglo pasado éramos apenas una pequeña parte del hemisferio en comparación con el coloso ibérico, que compartía por el sur y el oeste nuestro mundo americano. No es necesario para el ego nacional engrandecer nuestro pasado colonial mientras empequeñecemos a Iberoamérica, démonos por satisfechos con cualquier alabanza que pudiéramos desear en el elogio de nuestra fenomenal ascensión hacia el poder durante el siglo pasado.

Miguel de Cervantes.Es provechoso también el meditar sobre la profundidad en el tiempo y la experiencia de una civilización hispánica que floreció ya en los días de Roma, en tanto que la mayoría de nuestros antepasados nórdicos estaba todavía en relativo estado de salvajismo o barbarie, o sobre la riqueza cultural de una Iberia de la Edad Media cristiana, musulmana y judía. Esto se oculta con demasiada frecuencia en nuestros textos de historia general, que solamente con desgana hacen alusiones a cualquier hecho acaecido al sur de los Pirineos.

Tampoco nos haría daño meditar sobre una Edad de Oro española, imperial e intelectual, que se mantuvo durante casi dos siglos y alcanzó un gran nivel a lo largo de casi todas las líneas del saber humano. Una edad de oro, además, cuya categoría la alcanzan pocos pueblos y a la que nuestro propio país quizá no llegará jamás. Y, entre paréntesis, una literatura dorada y una época artística que floreció durante el apogeo de la Inquisición, hecho histórico que exige mucho más cuidadoso examen y comprensión de los que hasta ahora ha recibido, especialmente en nuestro país.

(...)

Depurando los ecos de la Leyenda Negra en nuestra educación (...), que van con frecuencia acompañados de aquellas ofensivas comparaciones entre nuestras virtudes y los vicios y retraso hispánicos, podemos dar los pasos, demorados ya en exceso, para mejorar las condiciones de nuestra numerosa población que habla español o que originalmente lo habló.

Si nuestros textos, profesores y medios de comunicación pueden ser liberados de los perjuicios de la Leyenda Negra y sus derivaciones, concediendo al mundo hispánico su debido lugar y respeto, las personas de origen hispánico podrían sentirse en verdad animadas a mantener su cabeza bien alta, a sentirse orgullosas de la grandeza del pasado del que proceden (...) Estoy de sobra convencido de que gran parte del concepto despectivo de los angloamericanos acerca de los mexicanos procede directamente de la Leyenda Negra, que inculcó en nosotros la idea de superioridad nórdica sobre los singularmente crueles e ignorantes españoles y su descendencia americana. (...)

(...)

Nuestra clase culta está todavía tan sumergida en el hábito de lo que yo he calificado de "provincialismo nordatlántico", que encuentra poco interés o tiempo para un examen serio de nuestras relaciones hispánicas, y esto inhibe cualquier reajuste de nuestras opiniones sobre esos países. Así, el ya por tanto tiempo conocido forjador de opiniones Walter Lippman escribió a finales de 1960: "En nuestra corta visita al Brasil, con frecuencia me encontré teniendo que explicar por qué no había venido antes a Sudamérica y por qué había ido entonces". Su viaje nació del pánico que nos produjo la situación cubana y la hostilidad e inquietud latinoamericana tan a gritos expresada durante el desafortunado viaje del entonces vicepresidente Nixon. Parecía algo tarde para que tal brahmán hiciera una primera visita a Sudamérica; indicación segura del lugar que ese continente ocupaba en su escala de valores.

(...) en nuestros textos, España y los valores ibéricos no reciben el respetuoso tratamiento dado a Inglaterra, Holanda, Francia y a otras culturas del norte de Europa, y esto perpetúa tal provincialismo. He aquí otro ejemplo de sus consecuencias, un artículo de John Crosby, columnista, acerca del estreno en Nueva York de la obra de Federico García Lorca La casa de Bernarda Alba:

La eterna prisión que es el estado normal de las mujeres españolas desde el nacimiento hasta la muerte […] La pasión en España se alimenta de la depravación que aviva las llamas hasta un grado casi inconcebible para el resto de nosotros […] Y allí se encuentran todos los elementos de España –de hoy, de ayer y de siempre–: muerte, pobreza, calor, orgullo, crueldad y pasión [...] Puesto que España es casi tan extraña a nuestra naturaleza y a nuestra cultura como el Lejano Oriente –el resto de Europa parece tan comprensible como Nueva Inglaterra, comparada con España–, la obra tiene una fascinación exótica y seductora […]

España, como se ve, es a duras penas una parte de "nuestra cultura" –tan remota como el Lejano Oriente–. No sé cómo explicar esta mezcla de "esnobismo" cultural y de ignorancia si no es culpando a nuestro tradicional desprecio por los valores hispánicos y a la repugnancia en hacer el esfuerzo necesario para entenderlos. Ejemplos similares de este "parroquialismo" norpirenaico pueden ser aducidos ad infinitum; sin embargo, una vez más, no es necesario beberse el barril entero para catar el vino.

(...)

La destrucción de la Leyenda Negra y de su larga cadena de ecos y consecuencias –aquel histórico Árbol de Odio, cuyos frutos envenenan el mundo de habla inglesa y lo privan de la capacidad de un acercamiento al mundo hispánico con justicia, con simpatía y sin prejuicios– debe ser el primer gran paso para eliminar el abismo que ahora separa las dos mayores áreas culturales del occidente. (...)

La voz milenaria del pueblo español podría indicarnos el destino de aquellos que alcanzan dominio mundial y que no hacen caso a las propagandas que pueden solidificarse en forma de historia.
Guest   Sun Aug 17, 2008 9:52 am GMT
Jose Antonio   Wed Aug 27, 2008 1:04 pm GMT
Es curioso lo de la leyenda negra ,sí. Sin embargo, a raíz de la II Guerra Mundial, después de las tropelías que cometieron los alemanes y las que causan EEUU a donde quiera que van, España ya no es vista como antes como el pais malo malísimo, aunque aún existen prejuicios que se dejan ver por ejemplo en el tratamiento que se da por parte de la historiografía oficial anglosajona a los españoles. Por ejemplo, resulta que el hijo de Felipe II se murió , no se sabe bien por qué, mientras estaba recluido por su padre, y se le achaca a Felipe II su muerte, tratándolo como un monstruo que mata a su hijo, lo cual es falso. Sin embargo la vara de medir es muy distinta cuando se trata de su coetánea Isabel I de Inglaterra. No obstante, a ésta sí que no le tembló el pulso para firmar la muerte de su propia prima de un hachazo, y la persecución de católicos entre su padre y ésta poco tiene que envidiar de los desmanes despóticos del rey de España en Holanda. Si acaso fueron mucho más graves considerando que se perseguía a sus propios compatriotas, no a gente de tierras lejanas como en el caso de Felipe II. Sin embargo, los prejuicios de la Historia Negra dictaron sentencia: Felipe II malo e Isabel I buena, cuando los hechos objetivos demuestran que la última estaba hecha una enorme arpía.
Guest   Wed Aug 27, 2008 2:27 pm GMT
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